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La cuestión en torno a la diversidad no es que las personas seamos diferentes las unas de las otras, sino que hemos creado un mundo que utiliza la diferencia para incluir o excluir, recompensar o castigar, acreditar o desacreditar. Nunca ha habido un momento tan importante como el actual para redoblar esfuerzos y extraer valor de lo que nos hace distintos y, desde luego, nunca es tarde para comenzar.

Es necesario aceptar con humildad modos distintos de pensar y de percibir la realidad. Esto, además, representa un valor añadido para las organizaciones, que deben valorar la singularidad y las distintas perspectivas de quienes las integran.

“En un mundo en constante cambio”, tres son las “T” para emprender el camino hacia el éxito:

  • Talento sistémico diverso. El talento colectivo aporta más que la suma de los talentos individuales.
  • Trabajo en equipo. El “yo cohesionado con nosotros” crea un “yosotros (yo+nosotros)” en pos del éxito común.
  • Tirar silos. Es necesario eliminar el trabajo estanco, se impone la capacidad de trabajar eficientemente entre las distintas áreas.

La “grandeza” de una compañía cada vez presenta más aristas. No solo depende de su cuenta de resultados, del volumen de clientes o de su digitalización, sino que cada vez pesa más la responsabilidad social corporativa y también la experiencia de sus empleados. Así, el orgullo de pertenencia, por ejemplo, engrandece a cualquier organización, al margen de su tamaño. Escuchar a todos los empleados, aunque sus ideas resulten disruptivas, permite que una organización pueda sacar la mejor versión de sí misma.

Tener en cuenta todos los puntos de vista se convierte en motor de innovación, desarrollo y crecimiento. Porque, como ya hemos visto en numerosas ocasiones, para la transformación digital la clave no es la tecnología, sino las personas.

Según un estudio de The Boston Consulting Group, las compañías con una diversidad superior a la media registran ingresos por innovación más altos (19 puntos porcentuales), como se ve en el gráfico inferior:

Otro informe de McKinsey, éste sobre la igualdad de género, ‘Women matter: a way forward for Spain’, revela que el PIB español aumentaría 110.000 millones de euros para 2025 si hubiera más mujeres en la cúpula de las empresas. Aunque más del 60 por ciento de las compañías invierte en planes de igualdad, solo el 17 por ciento logra avances, y la gestión de la diversidad es el gran reto del siglo XXI, añade, y propone cuatro prioridades para avanzar en este sentido:

  • Asegurar el compromiso directivo al máximo nivel, con visibilidad y recurrencia en el tiempo.
  • Actuar en las principales “fugas de la tubería” según cada sector y empresa, con hincapié en los mandos intermedios.
  • Mejorar el estilo de vida tanto de hombres como de mujeres para la sostenibilidad de las carreras profesionales directivas.
  • Promover la colaboración entre empresas (advocacy) para avanzar conjuntamente en elevar la aspiración, mejorar las prácticas corporativas y hacer transparente su seguimiento.

Telefónica está en el nuevo Índice Bloomberg de Igualdad de Género (2018) como una de las cinco empresas de telecomunicaciones seleccionadas en todo el mundo y como una de las cuatro firmas españolas del ranking.

Pero la diversidad va mucho más allá del género. Telefónica apuesta por el talento diverso para empatizar con sus clientes, comprender sus necesidades específicas e innovar para satisfacerlos. Sabe que la diversidad la hace más fuerte y competitiva, la diferencia. En palabras de Laura Abasolo, directora de Finanzas y control y sponsor global de diversidad: “Solo con un talento diverso podemos afianzar con éxito nuestra digitalización centrada en las personas. Nuestra verdadera ambición es lograr la diversidad de pensamiento, hay lugar para todos tal y como somos, y lograrlo es una responsabilidad compartida”.

Y es que la diversidad debe complementarse con un modelo de liderazgo inclusivo que conozca y gestione los prejuicios y sesgos inconscientes que, en demasiadas ocasiones, son la antesala de la discriminación abierta.

Para José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica, la diversidad es “una fuente de talento que permite a la compañía acercarse a una sociedad también diversa y cambiante. Genera valor para la empresa y tiene un impacto positivo en nuestros resultados. Nuestro compromiso con la diversidad y la inclusión es parte de nuestra cultura y se refleja en nuestras políticas, proyectos y estrategia”.

La falta de diversidad reduce la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva, de interactuar de maneras distintas o de crear opciones nuevas, por lo que hoy en día las organizaciones que gestionen adecuadamente la diversidad se beneficiarán de ello.

Hasta Harvard recomienda a las compañías a “alentar a sus empleados a que se revelen y desplieguen su forma distinta de pensar“.

 

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