No hay día que pase que mi jefe aproveche para lanzar a los cuatros vientos: yo soy infalible (nunca fallo, nunca me equivoco, siempre estoy en lo cierto) y tú eres vulnerable, a lo cual le contesto: es la mejor noticia que me puedes dar, soy “persona humana”, reconozco y aprendo de mis errores, es lo que permite la cercanía y confianza con mi familia y por supuesto con mi equipo de trabajo, y encima “va y se enfada”.
El ser humano por definición es imperfecto, vulnerable, diseñado para luchar y aquí la grandeza para nuestro aprendizaje y crecimiento como persona, como ser. Somos un conjunto de creencias, debilidades, fortalezas, miedos, y el que crea que es un “todo terreno y que tiene todos los extras full equip”, debiera revisarse (pasarse una auto-itv) y reflexionar.
La inercia de la sociedad actual parece arrastrarnos a “ser de nosotros mismos el mejor escaparate de moda” y que cualquier punto flaco que se te aprecie te dispara una señal de alerta, que ya se encarga tu entorno de hacerlo viral con el hasgtag #DecepciónTotal. Tengo claro que “te hará más fuerte ser vulnerable”, el postureo de llevar una armadura no es nada bueno, “pues es un material que no deja pasar nada a tú interior y mucho menos dejarlo salir”. Quitarte la armadura es tomar conciencia y en este momento empieza el propio aprendizaje, ¡bienvenid@ por dejar la película de ciencia ficción!
En un post anterior, hablaba de equilibrio. No tienes que ir llorando por los rincones. Lo que haces bien y en lo que eres bueno, debes ponerlo en valor, se trata de fortificar “tus fortalezas” y debilitar “tus debilidades”, y esto va de “que no te dé vergüenza reconocer que algo no se sabe”, tu compromiso de dar una respuesta o ponerte a aprenderlo te hace auténtico. Seguro que no hay nadie “sin miedo escénico interior y exterior” en más de una ocasión.
Emmanuel Lévinas en su cita lo refleja
El Yo, de pie a cabeza, hasta la médula de los huesos, es vulnerabilidad
Nuestro diccionario define vulnerable con la cualidad de: “Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente”
Por tanto, es totalmente lógico que la persona que se percibe como vulnerable a su vez lo sienta como una debilidad.
Pues desde el coaching tenemos buenas noticias, ser vulnerable es una fortaleza, y como tal “entrénate para fortificarla”.
¿Qué te aporta ser vulnerable?
- La humanidad que muchas veces se tambalea y tan necesaria es;
- cercanía,…
- y además te permite ser una persona en la que van a depositar confianza.
Por todo lo anterior puedes considerarla como una habilidad “de conectar con los demás”.
Las creencias y juicios de quienes la ven como debilidad son de este tipo:
- “Está siempre esperando mi punto débil para atacarme”
- “Aquí hay más tiburones que en Wall Street”
- “Esto es como en boxeo, siempre la guardia en alto”
- “Es imposible relajarse un minuto”
- “Soy un jefe y no cometo errores”
- “Muéstrate vulnerable y te quedan dos días como jefe”
En esta cita, David Viscott nos reta para que tomemos conciencia.
Aceptar nuestra vulnerabilidad, en lugar de tratar de ocultarla,
es la mejor manera de adaptarse a la realidad
Por otro lado si ser vulnerable se percibe como fortaleza, las creencias y juicios serán de esto otro tipo:
- “Levanto la mano: necesito ayuda con este tema”
- “Me equivoqué, he aprendido del error y me comprometo a corregirlo”
- “Llámate a fulanito que de esto sabe más que yo y te podrá ayudar”
Brené Brown es una académica y escritora estadounidense, actualmente profesora e investigadora en la Universidad de Houston; durante los últimos quince años se ha dedicado a estudiar temas diversos, incluyendo la vulnerabilidad, el coraje, la vergüenza, y la empatía. Es autora de El poder de ser vulnerable (2012).
Brené Brown dice que lo contrario de vulnerabilidad no es fortaleza (en contra de lo que podamos pensar) sino dureza… (Ojo a la armadura que comentaba antes), esta dureza incluye al “alma y a las emociones”. Por tanto si te endureces para el dolor, te endureces para el amor, si te endureces para “lo negativo” te endureces para “lo positivo”, o sea en la emociones positivas y en las emociones negativas.
Las personas que creen que ser vulnerable es debilidad tienen grandes limitaciones, incluso hasta para dar las gracias. Se desgastan, se queman por dentro y por fuera antes de pedir ayuda. Y que decir con la asertividad y “el no sé”. Por propia experiencia todo esto forma la base de cualquier tipo de aprendizaje.
Las personas que la ven como fortaleza muestran autoconfianza, tranquilidad, hablan con naturalidad de lo que no sabe, piden ayuda con total normalidad, si algo no pueden hacerlo solos, no lo dudan y piden ayuda (“y no se le caen los anillos”), sino todo lo contrario, serán generosas en la situación inversa, gestiona bien sus miedos y como decimos en coaching “reciben el feedback como un regalo” desde el que aprender. Sabrán dar agradecimientos y reconocimientos a las personas a la vez que reconocerles sus fortalezas.
Detrás de esto o a la vez que esto, está la actitud, que multiplica nuestro valor tanto en positivo como negativo. Si lo ve como fortaleza, su actitud será la de aprender, reconocer con humildad que se puede equivocar, que de los errores se aprende y que un error no es un fracaso, se mostrará responsable de sus acciones.
Si lo ve como debilidad, tiene esa barrera, esa limitación que le hará esconderse y no ser protagonista o responsable de sus acciones, siempre buscará argumentos para que haya un culpable y por su puesto una de sus frases favoritas es “yo no me equivoco, se equivocan los demás”. Si te gusta el futbol recordarás a algún entrenador famoso que casi siempre daba a entender que “cuando se gana un partido lo gana el entrenador y cuando se pierde, lo pierden los jugadores”, aquí su antipatía, falta de humildad y prepotencia levitan en el ambiente.
Recuerdo situaciones vividas personales y laborales donde estas personas “no son de fiar”, son unos kamikazes emocionales, se alegran del mal ajeno, sed de venganza o “sacrificio en plaza pública”, se apuntan méritos que no le corresponden. Cuando entras en terreno laboral y hablas de mandos, directivos, propietarios de pequeñas o grandes empresas ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza? Como mínimo falta de profesionalidad, honestidad, responsabilidad y por supuesto liderazgo.
Yo quiero que mi jefe y el jefe de mi jefe, y por extensión todos, sean vulnerables (que no se les caigan los anillos), es una competencia fundamental de quien “quiere ser” líder. ¿Qué les lleva a pensar que la vulnerabilidad está a 10 años luz del liderazgo? Cuando el líder demuestra vulnerabilidad cohesiona al equipo y ¿Quién gana?, la respuesta ya la sabes.
Trabajar las relaciones es muy bonito, interesante, retador en ocasiones, aunque si tu jefe, amigo, compañero es “amigo del ego”, o sea EGOMIYO, el desgaste es mucho mayor y el RETO se escribe en mayúsculas.
Por partes. Si a tu jefe le cuesta pedir ayuda, nunca se equivoca (recuerda que es infalible), no reconoce o felicita o lo hace a medias, es ambiguo desde el lenguaje, es impredecible (esto es bueno si eres deportista o artista) y por tanto no cultiva credibilidad, ¿para qué lo quieres? ¿Dónde está su nivel de responsabilidad? ¿Dónde está el ejemplo que como líder tiene y debe dar?
Cuando te dé feedback no quiero ni pensar “en su fiabilidad” además del “regalito envenenado y falto de objetividad que te puede dar”, obviamente de las puertas TCC ni hablamos, aquellas que dicen que la Transparencia es la puerta de la Confianza y esta a su vez del Compromiso.
Si se mostrase vulnerable, estas puertas, se le abren de par en par, su imagen pública tendría una nota de sobresaliente, el equipo volcado con él, la comunicación de diez y un clima laboral envidiablemente bueno.
¿De 0 a 10 en cuanto estás de acuerdo con estas reflexiones? Te invito a que dejes comentarios en el blog añadiendo, matizando, proponiendo…
¿Qué te parece ampliar la cita de David Viscott?
Aceptar nuestra vulnerabilidad, en lugar de tratar de ocultarla, es la mejor manera de adaptarse a la realidad, a la vida misma y la manera de estar en este mundo
Soy humano, soy imperfecto, me acepto como soy (fuerte y vulnerable), convivo con ello y soy feliz
Desde aquí te lanzo el reto de quererte cómo eres, seguro que ya sabes que ¡eres única, eres único!
Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida
Reflexiones
- ¿Qué circunstancias te hacen ser vulnerable?
- ¿Qué personas te hacen sentirte vulnerable?
- ¿Qué aprendiste de estas situaciones?
- ¿Qué has trasladado a otros momentos o circunstancias?
- ¿Cómo te sientes posteriormente?
Gracias por acompañarme hasta aquí